No importa cuales objetivos nos propongamos, el tiempo es un ingrediente necesario en todo tipo de proyectos, personales o empresariales.
Curiosamente para muchos de nosotros parece que el tiempo pasa
solo para mostrarnos que hemos alcanzado nuestros objetivos o que, por el
contrario, hemos fallado. En ambos casos tenemos la sensación de que la situación
no ha estado en todo momento bajo nuestro total control. Algunos de nosotros
incluso atribuyen a la suerte (buena o mala) casi todo lo que nos pasa.
En su artículo titulado “Las 5 Principales Causas del Fracaso de los Proyectos”, Stephen Key
plantea como número uno el hecho de que generalmente no nos proponemos un marco
de tiempo razonable para lograr un objetivo específico. Por un lado podemos no ser
realistas y pensar que somos capaces de hacerlo en menos tiempo del requerido y
terminar frustrados por la cantidad de detalles con que tenemos que lidiar en
un estrecho marco de tiempo. Por otro lado, si establecemos más tiempo del
necesario, ya sea por desconocimiento de nuestras propias capacidades o por holgazanería,
corremos la suerte de hacer mucho menos de lo que realmente nuestras
habilidades nos permiten y quedarnos rezagados. ¿Donde? ¡En el tiempo!
La mala planificación del tiempo es fuente de frustración
Muchas veces nos
enfocamos en algo que nos apasiona y cuando el éxito nos
encuentra en esa actividad, pensamos que es cosa de suerte, de un gran talento
o por el apoyo de nuestros amigos y familiares. Todo eso cuenta, pero no debemos menospreciar el papel del enfoque sostenido durante el tiempo necesario para
producir un efecto favorable. Hemos escuchado la historia del campesino que
golpeó cientos de veces el tronco de un árbol con su tosco machete sin lograr
derribarlo. Solo cuando golpeó un mismo número de veces exactamente en el mismo
punto, pudo hacer que el árbol se tambaleara.
El problema de muchos de nosotros es que muy a menudo no tenemos la paciencia
necesaria para mantener el enfoque y golpear y golpear hasta que el árbol finalmente
caiga. Todos en algún momento perdemos el enfoque porque nos sentimos frustrados
y simplemente queremos renunciar. Aquí entran en juego muchos factores que nos
hacen querer tirar la toalla. ¿Quién puede evitar los problemas a los que humanamente tenemos que enfrentarnos? Ya sea por la pérdida o enfermedad de un ser
querido o porque los beneficios de nuestro negocio simplemente no están a la
altura de lo que deseamos. Existe algo
que debemos tener presente: de vez en cuando las cosas no resultan ser como
queremos y debemos esforzarnos por seguir adelante con el plan que nos
trazamos y para eso necesitamos algo más que enfoque y paciencia.
La dirección hacia el éxito?
Henry David Thoreau, escritor,
poeta y filósofo estadounidense, escribió en uno de sus libros: “Si uno avanza
confiadamente en la dirección de sus sueños, y se esfuerza por vivir la vida
que ha imaginado, se encontrará con un éxito inesperado en algún momento”.
En la frase de Thoreau está quizás la manera para encontrar
la fuerza necesaria para persistir en la persecución de nuestros objetivos: avanzar en la dirección de un sueño que nos proporcione la paciencia necesaria
para continuar enfocados sin importar lo difícil que resulte la tarea.
Una vez leí en alguna parte (lamento no recordar donde en este preciso momento) que los sueños no nos aparecen de manera clara o definida, ni nos gritan llamando nuestra atención. Los sueños hay que buscarlos muy adentro. Probablemente les resulte más fácil encontrar sus sueños a aquellos que imaginan una vida fructífera para si mismo y los demás. Puede que la preocupación sea por el bienestar de los empleados de nuestro negocio, nuestra propia familia, la comunidad o todo el planeta. Si lo que uno hace debe tener un sentido, en esa misma dirección deben estar los sueños.